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Gracias al sol existe vida en la Tierra. Nos proporciona luz, calor y las especies tanto vegetales como animales podemos crecer y desarrollarnos.

Es sol es alegría y buen rollo, es disfrutar del deporte, playa y planes al aire libre. Pero también es daños en la salud y estragos en la piel.

¿Significa eso que debemos renunciar a la vida al aire libre? Por supuesto que no, pero hay que protegerse y exponerse con cabeza.

En este post hablaré de los tipos de radiación que emite nuestro “Astro Rey” y los efectos de cada una de ellas para que sepas cómo defenderte. Conociendo las radiaciones, entenderás mejor el mundo de los protectores solares y elegirás con criterio el más indicado para ti.

Radiación Ultravioleta B, la que quema

La radiación Ultravioleta B o UVB es la más conocida.

En la Península Ibérica incide aproximadamente entre los meses de abril a octubre y en las horas centrales del día. De ahí la recomendación de evitar la exposición solar entre las 12 y las 4.

Produce daño directo. Es la responsable de que tu piel se ponga roja y de que te quemes. Cuantas más quemaduras hayas recibido más probabilidad de padecer cáncer en el futuro.

Además de quemarte, daña el ADN de las células 

Un exceso de exposición a la radiación UVB tiene efecto inmunosupresor, es decir baja las defensas del organismo aumentando las probabilidades de sufrir enfermedades.

No todo es malo pues es la responsable de que sinteticemos vitamina D. Se dice que la protección solar es la culpable de la deficiencia de vitamina D que tiene gran parte de la población. Aunque es un problema preocupante, la solución no es dejar de aplicarse crema solar ya que nunca cubrimos todo el cuerpo ni la aplicamos en cantidad suficiente y la radiación en verano, con tantas horas de exposición va a encontrar hueco para llegar a la piel.

El factor de protección que figura en tu crema, el FPS  si es 30 o 50 se refiere a esta radiación UVB.

 

Radiación Ultravioleta A, el enemigo silencioso

Hasta hace unos años, la radiación Ultravioleta A o UVA era la “buena” la que podías tomar sin control a primera hora de la mañana o última de la tarde porque no te quemabas. Y aunque es cierto ya que no produce eritema ocasiona daños en la piel de forma indirecta ya que genera radicales libres.

Estos radicales libres envejecen, producen  manchas y si las células no son capaces de neutralizarlos, como ocurre después de una exposición solar prolongada también ocasionan enfermedades y aumenta la probabilidad de padecer cáncer.

 

Radiación Infrarroja, la que da calor

Es la responsable de esa sensación de calorcito cuando estamos al sol. Penetra en profundidad destruyendo el colágeno y la elastina que son el sostén de la piel ocasionando arrugas y flacidez.

 

Luz Visible, potencia el daño de UVA

Lo que se conoce hasta ahora de la  luz visible de alta intensidad (HEVL) es que potencia los daños de la radiación UVA, por eso las personas con tendencia a las manchas se protegen especialmente de este tipo de radiación. 

La más conocida es la luz azul, que también emiten los dispositivos electrónicos. La luz visible de las pantallas tiene muy mala fama pero hacen falta muchas horas de exposición diaria a un móvil u ordenador para que la luz azul artificial haga daño. Lo que debe preocupar es la luz visible emitida por el sol que estamos recibiendo continuamente. Eso si, hay que tener en cuenta que la de las pantallas también suma.

 

Cómo elegir un buen protector solar

 

Como hemos visto, cualquiera con FPS alto protege de la radiación UVB y aplicado correctamente evita las quemaduras.

Pero hay que ir más allá. No es negociable que debemos optar por uno que contenga también protección frente al UVA.

Y si seguimos subiendo de nivel. Mi recomendación es utilizar un protector solar que nos defienda además frente al infrarrojo y al visible. Son los protectores de amplio espectro, los que protegen de las cuatro radiaciones.

Y mejor todavía que contengan antioxidantes para neutralizar los radicales libres. Un protector solar disminuye en un 55% la cantidad de radicales libres que puedan llegar pero asociado a antioxidantes la reducción llega a ser del 72%. Como ves, no los bloquea en su totalidad, por eso hay que tener tanto cuidado y no pasarse con el sol.

Y el máximo en protección solar son los productos que llevan reparadores del ADN de las células que disminuirán las posibilidades de mutaciones y enfermedades.

Por lo tanto, la protección solar más completa, aunque nunca va a ser total es la que protege frente a las cuatro radiaciones, UVB, UVA, Infrarrojo y Visible y lleva asociados antioxidantes y reparadores del ADN.

 

¿Para qué sirven las pastillas para el sol?

La protección solar oral, las llamada pastillas para el sol son un chute de antioxidantes que ayudan a a la piel a defenderse desde dentro. Son un buen complemento a la protección aplicada por vía tópica pero nunca la sustituyen.

 

Conclusión

 

Espero haberte aportado algo de luz (nunca mejor dicho) en todo el batiburrillo de información que llega sobre el sol y los beneficios de fotoprotegerse.

Recuerda que ningún producto es eficaz si no se aplica en cantidad suficiente y se renueva cada dos horas.

Cualquier duda puedes preguntar en comentarios

 

Rosa

Farmacéutica

 

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